lunes, 3 de marzo de 2008

Transcripciones de Vrael


En una fría noche de invierno, reunidos bajo la escasa luz de una lampara alrededor de una mesa de madera frente a una chimenea encendida, sentados en inamovibles sillas de madera frente a un anfitrión en un sillón mullido. Elevado con respecto a nosotros, sostiene en sus manos un gran tomo de pasta dura y con cifras y letras solo legibles para el, y con una pantalla de imagen es que ocultan sus secretos mejor guardados.

Sobre la mesa el golpeteo de los creadores de destino, estos dioses de numerosas caras dirigen nuestras idas y venidas, nuestras victorias y derrotas, nuestros amores e infortunios. Cada afortunado o desafortunado de los presentes es una ilusión en la habitación que se desvanece como el espejismo que la creo, otorgando la visión verdadera de un mundo donde cada cual representa su cometido, distinguidos investigadores de grandes secretos, canalizadores de naturalezas arcanas, protectores de ideales e incluso esquivos oportunistas.

Entonces conseguimos sacar fueras de donde solo hay miedo, obtenemos esperanzas de donde todo es trágico desenlace, amor de donde solo hay dolor y angustia. Conseguimos el beneplácito de los Dioses que llegan a otorgarnos ese efímero sentimiento de que todo saldrá bien, que al final nosotros y solo nosotros escribimos el destino de quienes queremos y amamos e incluso el nuestro. Difrutamos de la cresta de la ola de nuestras emociones, mundanas, metafísicas, reales... para después hacer caer la maldición sobre nosotros, caemos sin ninguna posibilidad de salida en el espejismo volviendo a aquella mesa, la cual se ha transformado en algo mundano, algo tan realista que produce el dolor de quienes lo han descubierto todo y su vida no tiene sentido.

La figura antes imponente deja el libro sobre la mesa, tumbando la pantalla que da luz a los secretos que ahora parecen tan solo chistes de una ilógicas realidad y con su voz antes magnifica y sobrehumana y ahora demasiado familiar nos otorga una pequeña sensación de esperanza...

"Bueno, hasta la semana que viene colegas"

2 comentarios:

anarquista impertinente dijo...

La lista blanca, ese papel lleno de películas imprescindibles, música y videojuegos para deleitarnos y libros sin cuya lectura moriríamos en balde.
Como el amigo que te invita a su casa y te ofrece sus mejores picoteos para el paladar, la lista blanca sugiere (no impone gustos), critica (no prejuzga) y ayuda a descubrir (no a banalizar).
Así de sencillo y de útil.

Sanh dijo...

pues hasta la semana que viene entonces :-)